Vale al Paraíso /Al tricolor se le enredó el festón municipal
Como si fueran los tres cochinitos del cuento empezaron a soñar con el reinado. Ninguno se imaginó comiendo un pastel, o en el mar remando una lancha, o trabajando para ayudar a su pobre mamá. Menos se vieron cayéndose de la cama.
Días antes de la apertura del registro de candidatos del PRI a gobernador, alcaldes y diputados locales, los tres soñadores: Adrián Ventura Dávila, notario público número 55; Gustavo Granados Corzo, líder estatal de la CNOP; y Enrique Maracas Rangel Jiménez, subsecretario de Asuntos Jurídicos del gobierno del estado, recibieron la llamada telefónica de Norma Esparza Herrera, presidenta del PRI Aguascalientes, para convocarlos a una clase de educadas maneras, como debiera ser entre correligionarios competidores de dorada estirpe.
Al llegar al edificio de López Mateos se encontraron con la sorpresa de que el trío se convirtió en quinteto al sumarse dos cochinitos (adoptados) de última hora. Uno, Fernando Palomino Topete, delegado del ISSSTE Aguascalientes, quien fue agregado al cuento por Abel Salgado Peña, delegado general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Al enterarse de este movimiento, el jefe político de los tricolores, Carlos Lozano de la Torre, ordenó la inclusión de su as a jugar, José de Jesús Ríos Alba, presidente del Comité Municipal del PRI capitalino.
El viernes 22 del mes pasado, al caer la tarde, apareció de forma sorpresiva en la sede del PRI Alberto Viveros Lozano para acreditar el examen de conocimiento de los documentos básicos de la organización. En el mero centro de la jungla el comunicador habría de reconocer que era un “intruso”.
Al día siguiente el director de noticias de RadioGrupo se registró como precandidato a la Presidencia Municipal de Aguascalientes. A los cinco cochinitos el lance los agarró mal parados por su vanidad supina, al desestimar las añejas intenciones de la precandidata al gobierno Lorena Martínez, quien siempre trajo en su corazón y en su razón las propuestas de tres disímbolos personajes: el general en retiro Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, titular de seguridad pública municipal de Querétaro; Armando Ávila Moreno, vicepresidente de Manufactura de Nissan Mexicana; y Alberto Viveros Lozano, quienes escucharon desde el año pasado el ofrecimiento de la abogada zacatecana. También se tuvo en el imaginario a un empresario tapado con el mando del misterio, pero nunca se registró, junto con el lorenista Viveros Lozano y el lozanista Ríos Alba.
Al verse amenazados por un invasor que acudió al llamado del líder nacional de PRI, Manlio Fabio Beltrones, para oxigenar a esa formación con candidatos ciudadanos y simpatizantes del tricolor, el incorregible Maracas Rangel se le fue a la yugular a Alberto —su “querido amigo” en tiempos de influencia radiofónico—, incitó a la división priista, abanderó la sublevación de los que se opusieron a Viveros Lozano y salió a la defensa de los derechos de sangre roja no respetados en el sexenio lozanista.
Dónde estaban esos fundamentalista irredentos que agacharon vergonzosamente las orejas cuando fue electa candidata (perdedora) a diputada local y secretaria general del PRI Aguascalientes, Lourdes Dávila Castañeda, expanista y materia gris de Arturo González Estrada, el malogrado candidato del PAN a la alcaldía en 2007.
En cuál lujoso restaurante del norte de la ciudad de Aguascalientes departían esos tricolores huizacheros que guardaron silencio al entregarle a La China Aguilera, exmilitante del PAN y destacada funcionaria en la administración del gobernador Reynoso, las candidaturas a diputada local y diputada federal (perdedora) por el Distrito II federal.
El Maracas Rangel va a todas y pierde todas. Vale al Paraíso recordar aquel despiadado regaño que le dio Jorge Varona Rodríguez, presidente de la Fundación Colosio en 2006, frente a los reporteros, en plena conferencia de prensa, por no saber leer correctamente los estatutos del PRI (El Heraldo de Aguascalientes, “Breves Locales”, 21/10/2006).
El triste final de cuento se dará en las próximas horas al anunciar el PRI que su candidato a la alcaldía será Ríos Alba, quien es el mejor ejemplo de las continuas derrotas del tricolor en el sexenio lozanista: fue coordinador general de la campaña perdedora del líder cetemista Alfredo González, para diputado federal por el Distrito II, en 2012; fungió como coordinador general de la campaña perdedora de Paco Chávez para la alcaldía de Aguascalientes, en 2013; y como candidato a diputado federal por el Distrito III perdió estrepitosamente en 2015.
El tricolor tenía a otros cochinitos más rentables, hablando en términos electorales, para soltarlo en el territorio totalmente azul. Ya se verá si el grave accidente no se convierte en tragedia.
Porque alguien debe de escribirlo: En el PAN Aguascalientes están más enredados que el queso Oaxaca, por la declinación de Toño Martín de Campo a la gubernatura y la bajada de José Ángel González a la alcaldía capitalina.
Las preferencias electorales del alcalde sucumbieron ante la arrogancia del López Obrador de Aguascalientes. La notoria popularidad de Paquín fue avasallada por la mal entendida traversalidad de género; una cosa es darle vigencia a la igualdad y otra es que las mujeres estén de moda.
Con las dos infortunadas decisiones y la coalición PRI-PANAL-PVEM-PT, el otrora cielo azul aguascalentense se nubla, me comenta un amigo desde el Wall Street aguascalentense. Los varones del dinero están desencantados. Ellos tenían puestas sus esperanzas en el atractivo binomio Toño-Paquín.
Con Tere Jiménez los panistas quizás tienen mayores posibilidades de conservar la custodia del municipio de Aguascalientes. La unción de Alma Hilda Medina Macías —me dicen que fue diputada federal por el distrito donde vivo, hasta ahora me entero—, pudiera ser la tercera pésima decisión azul.
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